En el
mundo de la cosmología hay quienes consideran la posibilidad de que
nuestro universo sea uno entre infinitos: el denominado “multiverso”,
que básicamente nos lleva a preguntarnos: ¿En algún otro universo
se desarrolla una actividad idéntica a la del nuestro?
La existencia de multiversos se vería apoyada por el principio antrópico aplicado a
“la paradoja cosmológica del ajuste fino”, que establece que
algunos parámetros físicos parecen muy ajustados para favorecer un
universo en el que haya vida, cuya aparición se ve como muy
improbable y se “solucionaría” aceptando la posibilidad de que
existan múltiples universos con muchas configuraciones distintas de
los que sólo un pequeño porcentaje desarrollará las circunstancias
necesarias para albergarla.
El
cosmólogo sueco Max Tegmark propuso una clasificación con las
distintas versiones posibles de multiversos en cuatro clases
jerarquizadas, englobando una clase dentro de otra más amplia y así
sucesivamente:
*Tipo
I. Esta clase de multiverso se considera espacialmente infinito y
compuesto por “universos-isla” que han evolucionado de forma
separada en un tiempo finito. Teóricamente, por pura probabilidad
otros de estos “universos-isla” o “mundos”, más o menos
lejanos habrían evolucionado hasta repetir el nuestro en su estado
actual, siempre y cuando sus leyes y valores permitieran la aparición
de vida. Dos o más hipotéticos universos podrían llegar a ser
idénticos hasta en el más mínimo detalle, aunque más adelante
acabaran diferenciándose. Las leyes de la física no variarían
entre ellos, aunque se encontrarían aislados unos de otros, en
principio sin posibilidad de conexión.
*Tipo
II. En estos multiversos, las leyes sí cambiarían de uno a otro y
cada uno sería un conjunto de multiversos tipo I.
*Tipo
III. En estos multiversos, denominados de tipo “multiverso
cuántico”: se generaría un universo paralelo por cada posible
alternativa cuántica en la observación de un sistema físico, en el
que se dice que el proceso de medida determina el resultado de la
observación, el cual depende únicamente del azar. El famoso
experimento de “El gato de Schrödinger” podría servir para
ilustrar estas condiciones.
*Tipo
IV. En este caso se incluirían multiversos originados a partir de la
pura abstracción matemática, hablando sobre universos desarrollados
siguiendo cualquier estructura matemática imaginable.
Ciertas
hipótesis apoyan la existencia de universos paralelos, como la que
propone que ciertos agujeros negros podrían estar conectados a una
“salida” (“agujero blanco”) a otro universo o la que
establece que nuestro universo podría estar experimentando una
influencia gravitacional de otro universo paralelo. Hay quienes
incluso estudian la posible existencia de “túneles” conectando
universos entre sí.
Las
ecuaciones físicas parecen apuntar a una probable existencia de los
multiversos tipo I, II y III. Pero esto no es suficiente para que los
físicos puedan confirmar nada al respecto de forma definitiva,
aunque lo que sí podemos concluir es que, a día de hoy, la
existencia de universos paralelos o multiversos es compatible con los
conocimientos de los que disponemos.
Si alguien se encuentra especialmente interesado en el tema, recomiendo el libro “Universos paralelos”, Número 6 de la colección “Un paseo por el Cosmos”, distribuida por RBA, de National Geographic.
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