domingo, 14 de julio de 2019

El Accidente de Chernobyl y los "Parques involuntarios"


El 26 de abril de 1986, la explosión de un reactor nuclear de la Central Vladimir llich Lenin, en las proximidades de una ciudad soviética de nombre Prípiat (actualmente Ucrania) desembocó en el más grave de los accidentes nucleares en nuestra historia. Hoy, es mundialmente conocido “el Accidente de Chernobyl”, que se estima liberó unas doscientas veces más material radioactivo que las bombas atómicas detonadas en Hiroshima y Nagasaki combinadas.

Como resultado de este accidente se estableció la “Zona de Exclusión” en un radio inicialmente de 30 km alrededor de la central, la zona de mayor radioactividad, por la seguridad de la población y para evitar la propagación de materiales contaminados. Posteriormente, la superficie de esta zona llegó a ampliarse hasta los 2.600 km².

Aunque en los años siguientes al accidente muchas especies de la flora y fauna local murieron, hoy la naturaleza parece haberse recuperado al menos en parte con el retorno de ciertos animales como lobos, jabalíes y osos y algunas plantas que han conseguido adaptarse a los altos niveles de radiación, constituyéndose de esta forma uno de los denominados “parques involuntarios”.

El concepto de “parque involuntario” fue introducido por el ecologista y escritor de ciencia ficción Bruce Sterling, quien los describe como áreas previamente habitadas que por razones ambientales, políticas o económicas han perdido su valor para los seres humanos y han sido abandonadas, lo que ha permitido a la naturaleza recuperar el territorio. Actualmente, el término se emplea para cualquier zona anteriormente poblada por seres humanos que ha sido abandonada, independientemente de la razón. Ejemplos de estos “parques involuntarios”, se encuentran en las Islas Montebello (Australia), Times Beach (Estados Unidos) o las Islas Zhoushan (China).

No obstante, en el caso de Chernobyl todavía quedan muchos estudios por realizar para comprender totalmente los efectos de la radioactividad en la flora y en la fauna de la región, que a largo plazo podrían ser muy distintos a los ocasionados en el ser humano. Aunque estos efectos serán indudablemente negativos, podría deducirse que en ciertos casos y a primera vista parecen menos dañinos para su supervivencia que el impacto de la actividad humana anterior al desastre.

En cuanto a nosotros, las autoridades ucranianas afirman que para que la vida humana vuelva a ser totalmente segura en la Zona de Exclusión de Chernobyl habrá que esperar más de 24.000 años, aunque para aquellos que tengan interés existen agencias de turismo que organizan visitas guiadas en la región.


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