El
Cinturón o Anillo de Fuego del Pacífico es una zona que rodea al
Océano Pacífico, extendiéndose a lo largo de 40.000 km y abarcando
Nueva Zelanda, Indonesia, la costa este de Asia y prácticamente la
totalidad de la costa oeste del continente americano. Se caracteriza
por su elevada actividad tanto sísmica como volcánica (de ahí le
viene su nombre) y, de hecho, se calcula que en él se han producido
alrededor del 80% de los terremotos registrados a nivel mundial y 22
de las 25 grandes erupciones volcánicas acontecidas durante la época
geológica actual, el Holoceno (del que hablamos en la entrada del
pasado 17 de julio).
La
existencia del Cinturón de Fuego es consecuencia directa de la
tectónica de placas, que causa movimiento y colisiones entre ellas y
fue detectado por primera vez en el S.XIX, según se refleja en el
libro publicado en 1856 “Narrativa de la Expedición de un
Escuadrón Americano a los Mares de China y Japón”, del escritor e
historiador estadounidense Francis L. Hawks.
Las
placas responsables de esta situación son en concreto la Placa
Euroasiática, la Indoaustraliana, la del Pacífico, la
Norteamericana, la de Cocos, la del Caribe, la de Nazca y la
Sudamericana, como se ve en la imagen, donde también se distinguen
las superficies más afectadas en los bordes de las placas y los
puntos con mayor incidencia de actividad sísmica y volcánica.
Esta
situación afecta a multitud de países americanos como Guatemala,
Chile, Ecuador, Perú, México o Estados Unidos (a cuyo oeste se
encuentra la famosa “Falla de San Andrés”), asiáticos
como Rusia o Japón y oceánicos como Filipinas, Indonesia y Oceanía.
El Continente de la Antártida también contiene numerosos y grandes volcanes.
En
el caso de la Placa de Nazca, por ejemplo, su situación es la de
subducción por debajo de la Placa Sudamericana. El fenómeno de
subducción consiste en el hundimiento de una zona oceánica de
cierta placa bajo otra placa continental, lo que desemboca en grandes
seísmos debido a la energía acumulada y erupciones volcánicas
originadas en la fusión parcial de parte del manto terrestre, la
cual genera magma que asciende a la superficie.
Entre
los últimos acontecimientos relacionados con el Cinturón de Fuego
se encuentran el terremoto y tsunami en el Oceáno Índico en 2004,
el terremoto de Chile en 2010, el terremoto y tsunami en Japón en
2011 y la erupción del Volcán de Fuego en Guatemala en 2018.
Aunque
normalmente una erupción volcánica podría predecirse con
antelación suficiente para evacuar a los afectados, a día de hoy no
se ha encontrado un método que nos permita predecir un terremoto.
Todo lo que se puede hacer por el momento es concienciar a la
población que viva en las zonas con mayor riesgo sísmico para que
estén siempre preparadas y en caso de que se produzca el desastre,
sepan cómo actuar.
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