Ada Lovelace fue una matemática, informática y escritora británica
nacida en Londres en 1815 como Augusta Ada Byron. Hija del poeta
George Gordon Byron y de Anne Isabella Noel Byron, fue criada por su
madre y recibió desde pequeña una educación científica durante la
que mostró una gran pasión por las matemáticas.
En
1833 empezó a asistir a eventos organizados por la alta sociedad
londinense, en uno de los cuales conoció al matemático británico Charles
Babbage.
Lovelace
y Babbage se hicieron amigos y ella, inspirada por el telar de seda de Joseph Marie Jacquard (un telar mecánico inventado a principios
del S.XIX) concibió la idea de diseñar un telar de Jacquard
aplicado a los números: un ordenador.
En
1835 se casó con el aristócrata William King, conde de Lovelace,
con quien tuvo tres hijos. En 1841 redactó su propio estudio sobre
la máquina analítica (inventada por Babbage y capaz de hacer
cálculos sin ayuda humana, de forma autónoma) y lo hizo a partir de
un artículo de Luigi Federico Menabrea, matemático italiano, sobre
dicha máquina. Lovelace reflexionó sobre las aplicaciones prácticas
de la máquina, que dedujo podría utilizarse en todo proceso de
tratamiento de datos.
A
partir de estas reflexiones, en 1843 publicó el primer algoritmo informático, que describía las operaciones a implementar en la
máquina analítica. Aunque no se pudo ejecutar ya que la máquina no
llegó a construirse, este logro la convirtió en la primera
programadora de la historia.
Lovelace
se preocupó de aclarar la principal diferencia entre la máquina
analítica y una máquina de cálculo: su capacidad de ser programada
para resolver problemas de cualquier complejidad.
Murió
en 1852 y aunque el reconocimiento no llegó hasta mucho más tarde,
hoy en día su legado se encuentra muy presente.
Pruebas
de ello son el lenguaje de programación utilizado en aeronáutica y
gestión del tráfico aéreo, llamado “Ada” en su honor y la
celebración cada segundo martes de octubre desde 2009 del día de Ada
Lovelace, con el fin de promover el papel de las mujeres en los
campos de la ciencia y la ingeniería.
En
España, la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de
Zaragoza cuentan con edificios que llevan su nombre.
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