El astato o ástato (del griego astatos: “inestable”) es
un elemento químico de la tabla periódica representado por el
símbolo “At”. De apariencia metálica, su número atómico es 85
(esto es, cada átomo tiene 85 protones) y se encuentra en la serie
de los halógenos junto a otros elementos como el flúor, el cloro o
el yodo, siendo el más pesado y el menos reactivo de todos ellos. Es
además radiactivo y en la naturaleza se origina a partir de la
degradación de uranio y torio.
Se caracteriza por ser el elemento más raro: su cantidad total en la superficie terrestre en todo momento no alcanza los veinticinco gramos.
Se caracteriza por ser el elemento más raro: su cantidad total en la superficie terrestre en todo momento no alcanza los veinticinco gramos.
Dmitri Mendeléyev, el químico ruso que en 1869 ideó la famosa tabla
periódica, incluyó en la misma varios huecos para futuros elementos
aún por descubrir. Entre ellos se encontraba el astato.
Fue
sintetizado por primera vez en 1940 en la Universidad de Berkeley
(California, Estados Unidos) por tres físicos: Dale R.Corson,
Kenneth Ross Mackenzie y Emilio Segrè, quienes para conseguirlo
bombardearon bismuto (un elemento metálico) con partículas alfa. Le
pusieron ese nombre debido a su inestabilidad, que conlleva un corto
período de semidesintegración (tiempo necesario para que la mitad
de los núcleos atómicos se desintegren) para sus isótopos (átomos
con la misma cantidad de protones, pero diferente número de
neutrones), siendo el que menos perdura 125 nanosegundos y el que más
8,1 horas.
Debido
a este período tan breve y a su escasez en la superficie de la
Tierra, sumadas a la dificultad de su producción artificial (hasta
la fecha, entre todos los laboratorios del mundo que alguna vez se
han involucrado, no se ha llegado a sintetizar más de una
millonésima de gramo) el astato no presenta actualmente usos más
allá de la investigación científica básica.
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