miércoles, 2 de octubre de 2019

La terapia psicodélica


La psicodelia (o “manifestación del alma”) es una tendencia cuyo origen se sitúa en los años sesenta y que se fundamenta en la excitación extrema de los sentidos, estimulados por música, luces y drogas alucinógenas o psicodélicas, que se caracterizan por efectos como la sinestesia, la alteración de la percepción del tiempo o del sentido de identidad.

Se cree que las primeras drogas psicodélicas se remontan al consumo de plantas alucinógenas en la prehistoria, utilizadas por curanderos y chamanes.

A mediados del S.XX, el descubrimiento de las propiedades psicoactivas del LSD (también conocido como “ácido”) por el científico suizo Albert Hoffman llevó a su producción y a numerosas investigaciones científicas centradas en su eficacia en el tratamiento de ciertas condiciones en lo que se denominó “terapia psicodélica”.

Pero su cada vez más extendido uso no autorizado llevó a una restricción en su utilización médica y en investigaciones científicas, lo que finalmente desembocó en su prohibición en muchos países.

Gracias a una serie de avances tecnológicos, especialmente en el campo de la neurociencia, el interés en las aplicaciones de los drogas psicodélicas se vio incrementado en los primeros años del siglo XXI: no solo en el LSD, sino también en otras drogas psicodélicas como la psilocibina (obtenida a partir de setas), la mescalina (presente en ciertas especies de cactus) o la MDMA (también conocida como éxtasis), la cual actualmente se está estudiando en relación al tratamiento del TEPT o “Trastorno de Estrés Postraumático”.

Los defensores de este y otros tratamientos similares aclaran que solo se permitiría su puesta en práctica a través de terapeutas que previamente hayan superado un programa de preparación y bajo supervisión directa en el ámbito clínico.



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