domingo, 8 de noviembre de 2020

Patricia Bath

Patricia Bath nació en Harlem, Nueva York en 1942. Según contaba ella, desde que era una niña sus padres siempre le dieron mucha importancia a la educación y la animaron en todo momento a superarse a sí misma. Su madre le compró su primer equipo de química, animándola a dedicarse a aquello que más le atraía: la ciencia. 

Junto a su hermano asistió al instituto Charles Evans Hughes (Nueva York), donde ambos destacaron en las materias científicas y ella desarrolló un particular interés en la biología. Durante sus años allí ganó una beca escolar de la Fundación Nacional para la Ciencia, lo que la llevó a participar en un proyecto de investigación en la Universidad de Yeshiva y en el Centro Hospitalario de Harlem (Nueva York) sobre la relación entre el cáncer, la nutrición y el estrés.

En el desarrollo de aquel proyecto, Bath descubrió, entre otros muchos hallazgos, una ecuación matemática que podría predecir el crecimiento de células cancerígenas. Sus descubrimientos fueron reconocidos mediante su publicación en un artículo científico y su exposición en el 5º Congreso de Nutrición a finales de 1960.

En 1964, Bath obtuvo el Diploma en Química en Hunter College (Nueva York) y se mudó a Washington D.C para asistir al centro Howard University College of Medicine, donde fue cofundadora de la Asociación Nacional Médica de Estudiantes (asociación centrada en las necesidades e inquietudes de estudiantes de medicina afroamericanos en Estados Unidos). En 1968 se graduó con honores y fue galardonada con el Premio a la Excelencia en Oftalmología.

Tras su implicación en los inicios de Poor’s People Campaign procurando servicios sanitarios voluntarios en homenaje a Martin Luther King Jr, que había sido asesinado ese mismo año, volvió a Nueva York, donde hizo su residencia en oftalmología en la Universidad de Nueva York, siendo la primera afroamericana de la historia en conseguirlo, entre 1970 y 1973. En 1972 se casó y tuvo una hija, Eraca.

En 1974 fue contratada como profesora asociada para impartir cirugía y oftalmología en Charles R. Drew University y en Jules Stein Eye Institute de la UCLA (University of California Los Angeles), respectivamente, convirtiéndose en la primera mujer en el Departamento de Oftalmología del segundo.

En 1976, Bath propuso la creación de una nueva disciplina médica, la Oftalmología Comunitaria, con el fin de mejorar la salud ocular y prevenir la ceguera, especialmente en las poblaciones con menos recursos en Estados Unidos y en países del tercer mundo. En el mismo año, fundó el Instituto Americano para la Prevención de la Ceguera en Washington D.C, defendiendo el principio de que la vista es un derecho humano básico en una serie de acciones humanitarias que llevarían sus esfuerzos a países de todo el mundo, mejorando la vida de infinidad de personas.

En 1983 fue nombrada jefa del Programa de Residencia de Oftalmología Drew-UCLA, convirtiéndose en la primera mujer en Estados Unidos en liderar un programa de esta clase.

En 1986, Bath decidió tomarse un tiempo sabático para visitar diferentes centros de referencia en Francia, Inglaterra y Alemania, donde se interesó en el estudio de la cirugía láser en las operaciones de cataratas, que la llevó a diseñar un dispositivo médico para optimizar el procedimiento. El dispositivo, “Laserphaco Probe”, que patentó en 1988, se ha utilizado desde entonces a nivel internacional con un éxito sin precedentes.

En 1993 abandonó definitivamente la UCLA para pasar a trabajar como profesora de oftalmología en Howard University’s School of Medicine y como profesora de oftalmología y telemedicina (que ella consideraba clave para proporcionar servicios médicos a comunidades remotas) en St. Georges University. En los años siguientes, Bath apoyó diferentes innovaciones tecnológicas como los laboratorios virtuales, provistos de imágenes 3D, que habían demostrado mejorar las habilidades quirúrgicas en los residentes de oftalmología.

A lo largo de su extensa trayectoria profesional, Bath alcanzó multitud de logros: publicó más de un centenar de artículos, realizó innumerables conferencias divulgativas y presentó cuatro patentes más además de la mencionada. En 2017, fue reconocida por Medscape (una organización destinada a la formación de profesionales de la salud) como una de las 14 médicas que cambiaron el curso de la medicina americana. Murió en mayo de 2019 en San Francisco.

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