miércoles, 16 de septiembre de 2020

La Expedición Balmis


La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna o Expedición Balmis en honor al médico español Francisco Javier Balmis fue una expedición que entre 1803 y 1806 recorrió medio mundo para expandir la vacuna contra la viruela, una de las enfermedades más letales de la historia humana.

Años antes, en 1796, el científico británico Edward Jenner había logrado obtener una vacuna, la primera de la historia, a partir de una viruela leve en comparación con la que infectaba a los humanos, la “viruela vacuna” (de hecho, “vacuna” proviene de “vacca”, vaca en latín, en honor a Jenner). En 1800 se realizaron las primeras vacunaciones exitosas en Madrid, lo que llevó a Balmis, defensor del método de Jenner y médico personal del rey Carlos IV, a presentar un proyecto al monarca con el fin de convencerlo para extender la vacunación por todos los territorios de la Corona, especialmente entre la población infantil. El rey, que había perdido a un hermano y a una hija por aquella terrible enfermedad, aprobó la expedición.

Dada la duración que tendría el viaje, se planteó la problemática de conservar la muestra, que solo se mantendría en buen estado unos días. Como polémica solución, fue propuesto el transporte en niños, a los que una decena de médicos y enfermeros inyectarían el suero paulatinamente conservándolo en perfectas condiciones hasta su llegada a América. Se haría con dos niños cada vez, inoculando la viruela a partir de las pústulas de los vacunados la vez anterior, con lo que los niños pasarían la enfermedad, pero con efectos leves y quedarían inmunizados. Una rectora, Isabel Sendales Gómez, se encargaría de su cuidado.

La expedición se detuvo en primer lugar en las Islas Canarias y posteriormente viajó a Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Nueva España (hoy México). Los miembros de la expedición se encontraron con muchas reticencias en sus viajes, especialmente de los padres de los niños a los que pretendían vacunar, que no querían que a sus hijos se les inoculara una enfermedad mortal aunque fuera con la promesa de que no les pasaría nada, además de por parte de las autoridades locales. No obstante, en todos los casos acabaron venciendo los obstáculos y se procedió a la vacuna de miles de personas en cada una de las regiones que visitaron.


Balmis se preocupó de que los conocimientos necesarios sobre la vacuna quedaran asentados, con el fin de que el proceso pudiera continuar indefinidamente después de su partida, fundando numerosas redes de vacunadores locales. Además, estableció “Juntas de Vacuna” que pudieran garantizar la calidad a lo largo de todo el proceso de vacunación y aprobó el inicio de nuevas expediciones que llevarían la vacuna a los territorios estadounidenses de Texas, Arizona, Nuevo México y California.  El subdirector de la misión, el cirujano José Salvany, se encargó de llevar la vacuna a Sudamérica. Antes de volver a España, Balmis partió hacia Filipinas, para luego acudir a China y finalmente a la isla británica de Santa Helena.

A su vuelta, Balmis fue felicitado por el rey por haber cumplido tan ardua misión. El naturalista alemán Alexander von Humboldt escribió sobre la hazaña: “Este viaje permanecerá como el más memorable en los anales de la historia”. El propio Edward Jenner, por su parte, dijo: "No me imagino que en los anales de la historia haya un ejemplo de filantropía tan noble y grande como éste". Sobre el mismo existen hoy numerosas adaptaciones literarias, además de una cinematográfica.

La viruela fue declarada erradicada por la Organización Mundial de la Salud en 1980, convirtiéndose en la única enfermedad humana erradicada hasta la fecha .

El despliegue en España a mediados del pasado marzo de efectivos para luchar contra la actual pandemia del coronavirus o COVID-19 recibió el nombre de “Operación Balmis” en homenaje a la expedición.



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